Entidades sociales reclaman acción ante el colapso del textil usado

10 Sep 2025 | Noticias

Las entidades sociales dedicadas a la recogida selectiva alertan de la situación de colapso del sector del textil usado y reclaman a las administraciones medidas urgentes ante la grave situación de emergencia.

En Mallorca las entidades sociales y sus empresas de inserción Fundació Deixalles, Deixalles Serveis Ambientals, Cáritas y Eines x Inserció, con el apoyo de la Xarxa d’Economia Alternativa i Solidària REAS Balears se han dirigido a las entidades locales para reclamar planes de emergencia textil que hagan frente a la actual situación de colapso.

Esta situación de emergencia se enmarca en una tormenta perfecta con diferentes ingredientes: obligación por parte de los ayuntamientos desde enero de 2025 de realizar la recogida selectiva del textil usado que incrementa los volúmenes recogidos, aumento de la producción textil de baja calidad procedente de la fast fashion, incremento de los costes de recogida y tratamiento y saturación de un cada vez más cuestionado mercado transfronterizo.

El colapso amenaza la viabilidad de la recogida selectiva del textil usado, protagonizada de forma mayoritaria por entidades sin ánimo de lucro pertenecientes a la economía social y solidaria, sobretodo empresas de inserción que generan trabajo digno para personas en situación de vulnerabilidad. A pesar de su experiencia y trayectoria, ahora su tarea social se ve amenazada.

Históricamente esta recogida selectiva se ha realizado de forma gratuita porque la comercialización del textil usado, en tiendas de segunda mano o al por mayor en el mercado mayorista transfronterizo o para reciclaje textil, permitía cubrir los costes de su recogida y tratamiento.

Pero ahora este servicio ha de ser remunerado porque ha dejado de ser viable económicamente. Los motivos son el incremento de costes y la caída de los precios de comercialización a causa de la saturación del mercado especialmente de ropa de mala calidad, y al hecho que la mayor parte de la ropa recogida no es apta para su recuperación y se ha de tratar como un residuo a eliminar con el consiguiente coste.

La normativa actual prevé sistemas de financiación de la recogida, transporte y tratamiento del textil usado basados en la responsabilidad ampliada del productor, pero mientras este nuevo sistema se implementa se requieren sistemas de financiación transitoria de emergencia.

La recogida del textil usado es competencia de las entidades locales, que han de licitar este servicio a un precio que permita cubrir los costes de su recogida, transporte y tratamiento, como se hace con otras fracciones de los residuos. Además, la ley de residuos contempla que como mínimo el 50% de los importes adjudicados han de ser contratos reservados para empresas de inserción y centros especiales de empleo de iniciativa social.

Las entidades sociales de inserción se están reuniendo con entidades locales, consejos insulares y Govern haciendo propuestas para hacer viable la recogida y tratamiento del textil usado: contratos reservados del servicio de recogida selectiva del textil usado con unos presupuestos de licitación que cubran los costes directos e indirectos de acuerdo con los precios de mercado, reducción de los costes de eliminación del textil usado no aprovechable y subvenciones para cubrir este período transitorio. También se han hecho aportaciones al Real Decreto de productos textiles y gestión de sus residuos para que los sistemas de responsabilidad ampliada del productor contemplen la financiación con carácter retroactivo.

Esto reduciría la gravedad de la emergencia textil que vivimos. Pero más allá del colapso actual, hemos de tomar conciencia que el problema de fondo es la evolución del modelo de producción y consumo del textil hacia la baja calidad: cada vez compramos más ropa, la utilizamos menos y se estropea antes, acabando convirtiéndose rápidamente en un residuo más difícil de recuperar que se acaba eliminando como rechazo. Por todo esto se puede decir que con el auge del low cost el textil se ha convertido en el nuevo plástico.

Y como en el caso de los plásticos, este proceso cada vez más acelerado de producir, usar y tirar tiene un elevado coste social y ambiental. La industria textil no sólo es una de las actividades más contaminantes, también destaca por sus pésimas condiciones de producción y explotación laboral.

Si no ponemos remedio con cambios en el consumo, también mejorando los procesos tecnológicos del reciclaje textil, será inevitable que el destino de la mayor parte de las montañas de ropa usada de mala calidad que es recogerá de forma selectiva cada vez en más cantidad será el vertido y la incineración. ¿Es esto lo que queremos?